D.: Nicholas Ray
I.: Jeffrey Hunter, Siobhán McKenna, Robert Ryan
Sinopsis: En una época que Judea se hallaba regida por el tiránico Imperio Romano, en la ciudad de Belén nace milagrosamente el esperado Mesías, de nombre Jesús. Tras evadir el intento de asesinato por parte del rey Herodes, títere de los romanos, el joven Jesús crecerá en la ciudad de Nazaret.
Ya siendo adulto, tras ser bautizado por Juan el Bautista y ser tentado por el mismísimo Satanás en el desierto, Jesús comienza su predicación. Con el tiempo contará con doce leales discípulos, que lo acompañarán en sus sermones y presenciarán milagrosos portentos efectuados para probar que Él es el Cristo.
Paralelamente, el guerrillero Barrabás, gran amigo del discípulo Judas Iscariote y enemigo jurado de los romanos, cree poder tener a Jesús de su lado en una sangrienta revolución que planea. Y mientras, las autoridades romanas y judías ven con cierta inquietud y hasta temor la cada vez mayor popularidad del joven rabí entre la población.
Luego del desastrozo levantamiento de Barrabás y sus hordas, el desilusionado Judas (que esperaba la divina ayuda de Jesús en la revuelta) decide unirse a los que secretamente conspiran contra el Maestro. Y así, mientras la mortal traición se acerca cada vez más, Jesús cenará por última vez con sus discípulos, preparándolos a ellos y a sí mismo para los grandes y terribles momentos que a todos les aguardan.
Crítica: Quizá la más popular representación de la vida, pasión y muerte de Jesucristo, Rey de Reyes fue una cinta que, a diferencia de otros films del mismo tema, dejó satisfechos tanto a cristianos como judíos. Fue dirigida por Nicholas Ray y producida por Samuel Bronston.
La cinta, narrada por la voz de Orson Welles, comienza con la bárbara invasión de Pompeyo a Judea, pasando de ahí al nacimiento de Cristo en Belén. Es en al trágica Matanza de los Inocentes que aparece el romano Lucio (Ron Randell), quien involuntariamente será testigo de la vida de Jesús.
Ya adulto, Jesús (Jeffrey Hunter) predica el amor y la redención como únicos caminos para hacer libres a los hombres contrastando con las violentas acciones del nacionalista Barrabás (Harry Guardino) y sus fanático seguidores. Este contraste, decidirá el destino de Cristo en la tiera.
En una época en que el rostro del Mesías no era mostrado en la gran pantalla "por respeto", Rey de Reyes nos deja ver el semblante del Hijo de Dios. Jeffrey Hunter le da una faz juvenil, y hasta podría decirse que es un Cristo "bien parecido", casi como salido de una estampa religiosa.
Otra cuestión que hace diferente a esta película es mostrar a Barrabás como un líder terrorista, fanatizado por su odio a Roma, y que duda de la actitud pacifista de Jesús. Sin embargo, su gran amigo Judas Iscariote (Rip Torn) está convencido que su Maestro invocará el poder de Dios para liberar al pueblo.
Sin embargo, lo más saltante es la actitud conciliatoria hacia el pueblo judío, que en otras películas siempre es mostrado como villano. Cierto, no podía faltar el falso rey de los judíos Herodes el Grande (Gregoire Aslan), impuesto por los romanos… pero se deja claro que era un árabe de tribu beduina.
El propósito del productor Bronston (judío) de minimizar la culpa de los judíos llega, a veces, hasta omitir importantes episodios del Evangelio (Jesús ante Caifás, el pueblo elige a Barrabás, las burlas ante la cruz) o incluso a ciertas libertades respecto a la verdad histórica (los romanos cargan con casi toda la culpa del injusto juicio y muerte de Jesús).
No vemos un despliegue de sobrenaturales milagros y prodigios sobrenaturales aquí (la mayoría solo se narran), pero esto se compensa con escenas grandiosas como el Sermón de la Montaña o la entrada a Jerusalén. Y la magnífica música de Miklos Rozsa termina por realzar el tono épico y glorioso de la historia.
Rey de Reyes ha quedado como una de las más diplomáticas representaciones de la vida, pasión y muerte de Cristo. Y Jeffrey Hunter será recordado como el más carismático Jesús de la pantalla grande.
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